miércoles, 5 de septiembre de 2007

God in the House

Para quienes me conoces, saben que hay un elemento que ha formado mi intelecto más que muchos otros: la tele. Sí, soy de una generación para la cual la tele fue tan natural y escencial como la mamadera.



Hasta el día de hoy soy un tevéfilo impenitente. Los rayos catódicos han modificado mi ADN por más horas de las que quisiera reconocer. Pero creo tener el consuelo de ser un espectador selectivo. Baste decir que Morandé con compañía nunca ha sido transmitido completo frente a mis pupilas.



Como la mayoría de los tevéfilos bendecidos por el cable, soy un adicto a las series. Una de mis favoritas por el momento es "House M.D.", conocido en nuestros castizos lares como "Dr. House". El hechizo del programa tiene que ver más que con la solución de los casos, con la personalidad del protagonista. A todos nos gustaría ser asi: que no nos importe un carajo lo que piensen los demás. (Al menos es asi para mi, algunas damas me han dicho que lo que las atrae es el actor más que el personaje. "Viejo guachón" dicen...)



El tema de Dios y de la fé ha sido tocado tangencialmente en algunos capítulos. Greg, cínico y existencialista como siempre, en varias oportunidades ha justificado su ateísmo diciendo "Prefiero pensar que lo que hacemos aquí es lo único que importa". Esta perspectiva, que no había escuchado antes, me hizo pensar acerca de la creencia en una vida más allá de esta, y como esto afectaba a la importancia de nuestra experiencia en el aquí y el ahora. Por supuesto, no es propiamente un argumento contra la existencia de Dios. Uno podría preferir pensar que la luna es de queso y eso no la haría el paraíso de los ratones. Pero la pregunta persiste: ¿una cosmovisión teísta disminuye el valor del aquí y el ahora, frente a una cosmovisión materialista?





Y después de reflexionar un poco, me parece que la posición de House esta mal planteada. Desde un punto de vista lógico, es, por supuesto, impecable. Si el aquí y el ahora es todo lo que existe, lógicamente, es lo único que importa. Pero la pregunta relevantes no es, me parece, "QUÉ importa" si no "CUÁNTO importa". Porque, si bien desde una perspectiva de fé el aquí y el ahora no son lo único que importa, aún así importan más que si son lo único que hay.



Me explico. Si esta vida y este universo material es todo lo que hay, lo que hagamos, para bien o para mal, solo puede afectarnos a nosotros mismos o a quienes nos rodean. Pero si esta vida es todo lo que hay, su relevancia solo durará hasta el fin de nuestra existencia. Quizás ciertas personas tomen decisiones que afecten a las generaciones que les siguen, pero en último término, enfrentando la existencia humana en la tierra, hace cuanto? 100.000 años quizás? a los 15.000 millones de años del Universo, aún la decisión más relevante que alguien tome es insignificante en términos cósmicos.

¿Pero que pasa si hay una realidad más allá de la muerte? ¿Que pasa si, como afirma la Biblia, estamos hechos para la eternidad?¿Si, como escribe C.S Lewis, va a llegar un momento en que "las galaxias nos parezcan como viejas leyendas"?Desde esta perspectiva, claro esta, nuestras presentes experiencias y decisiones son solo un punto infinitesimal en una línea que se extiende infinitamente. Y lo más sorprendente de todo es que, según la Escritura, las decisiones que tomemos aquí afectan nuestro destino eterno y el de otros. Lo que suceda en este minusculo punto de tiempo determina el trazado de la línea de nuestra eternidad. Y eso, más que disminuir la importancia de esta vida, le da una importancia infinita, y pone sobre nosotros una gigantesca y solemne responsabilidad.

Me parece incontestable, entonces, que de haber una vida más allá de esta, lo que aquí hagamos es infinitamente más importante que si nuestras decisiones finalmente se desvanecieran en las abismantes dimensiones de un universo frío e inconsciente, infinitamente más relevantes que si lo que aqui vivimos es todo lo que hay.

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