martes, 5 de agosto de 2008

¿Cuándo Jesús llegó a ser Dios? 1° Parte

La divinidad de Jesús es uno de las doctrinas fundamentales de la Fe Cristiana. Ciertamente existen divergencias en muchos sentidos entre los diversos cuerpos eclesiásticos que se confiesan cristianos, y sin embargo, la divinidad de Cristo es un elemento común, que cruza las simas mas profundas entre protestantes, católicos y ortodoxos. Si alguna esperanza de acercamiento hay entre estos grupos, una de sus principales bases esta en esta enseñanza.

Sin embargo, la idea de que Jesús de Nazaret sea Dios ha sido también una afirmación polémica y ofensiva para muchos a lo largo de la Historia. Normalmente estos debates se han llevado entre teólogos y religiosos, alejados de la mirada e interés del público en general. Pero recientemente esta cuestión pasó al primer plano de la cultura popular, gracias a la publicación de “El código Da Vinci”, de Dan Brown, y toda una serie de publicaciones, documentales y reportajes de la misma índole. Una de las afirmaciones más polémicas, si bien no original, de dicha novela, es la idea de que la divinidad de Jesús no habría sido una creencia original de los cristianos, si no una corrupción posterior. Pero dejemos que el propio Dan Brown mismo nos exponga su opinión:

“—Durante ese encuentro [el concilio de Nicea] —prosiguió Teabing—, se debatió y se votó sobre muchos aspectos del cristianismo, la fecha de la Pascua, el papel de los obispos, la administración de los sacramentos y, por supuesto, la divinidad de Jesús.
—No lo entiendo. ¿Su divinidad?
—Querida —declaró sir Leigh—, hasta ese momento de la historia, Jesús era, para sus seguidores, un profeta mortal... un hombre grande y poderoso, pero un hombre, un ser mortal.
—¿No el Hijo de Dios?
—Exacto. El hecho de que Jesús pasara a considerarse «el Hijo de Dios» se propuso y se votó en el Concilio de Nicea.”

La opinión de Brown no es nueva en absoluto. Ha sido propuesta varias veces por diversos críticos del cristianismo histórico. Por ejemplo, los Testigos de Jehová sostienen una idea muy similar acerca del origen de la divinidad de Cristo. La idea es que los primeros cristianos no habrían considerado a Jesús divino, si no un buen maestro, o quizás un profeta, y que la doctrina habría sido impuesta recién en el Concilio de Nicea, el año 325 d. C., no por razones teológicas, si no políticas por el Emperador Constantino, el malo de la película en este caso.

¿Qué podemos hacer como creyentes respecto a este desafío? ¿Son estas afirmaciones verdad? Mi propósito durante los siguientes posts es revisar la Historia, y descubrir que es lo que los cristianos creían respecto a la persona de Jesús en los siglos que transcurrieron entre la muerte de Jesús y el concilio de Nicea. Espero que sigan conmigo y nos leemos prontamente

domingo, 3 de agosto de 2008

Una (breve) introducción a la Biblia

(Este es el bosquejo de un tema que compartí con el equipo de discipulado de mi iglesia en abril de este año. Es una brevísima introducción a la Biblia, tocando ligeramente temas como el origen, divisiones, contenido y canon de la Escritura. Espero que pueda ser de ayuda)

Breve Introducción a la Biblia
Joel A. Naranjo

1.- Generalidades

1.1.- Definición

La encyclopaedia Britannica define la Biblia como “los escritos sagrados del Judaísmo y el Cristianismo”[1]. Otra definición es “La colección de Escrituras del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento reconocidas y en uso en las Iglesias cristianas”[2] De estas definiciones podemos extraer algunos elementos interesantes.

En primer lugar, es una “colección de escrituras”. No es un libro único (aunque solemos tenerla en un solo volumen) si no una colección de diversos libros, escritos por diversas personas en distintas situaciones históricas y sociales, en un periodo de tiempo que abarca unos 1500 años. Sin embargo, todos muestran una unidad en su propósito que revela a un Gran Autor detrás de los autores humanos. Luego, estos escritos son “sagrados”. Es decir, estos escritos se distingues de todos los demás en el sentido de, por un lado tener un carácter y origen divino, y por otro, de pretender ser la Revelación exclusiva de Dios a la Humanidad. Los autores de estos escritos no pretenden haber expresado sus propias ideas, si no haber sido inspirados por Dios para transmitir Su mensaje al hombre.

Finalmente, son los escritos sagrados del “Judaísmo y Cristianismo” y “reconocidas y en uso en las iglesias cristianas”. Cristianos y Judíos creen que Dios se ha revelado por medio de estos escritos (aunque con algunas importantes diferencias entre ellos). Miembros de otros grupos religiosos no tienen la misma percepción de la Biblia. Pero para los cristianos, la Biblia tiene un rol central, al ser el fundamento y fuente de su Fe. Por eso es tan importante que como cristianos, conozcamos en profundidad su contenido. A veces la gente dice “todos los caminos llevan a Dios” o “yo tomo lo que me gusta de cada religión”, sin embargo la Biblia afirma se la Revelación exclusiva de Dios, no puedo aceptar la Biblia y otras “revelaciones” al mismo tiempo.

1.2.- Denominación
La palabra Biblia viene del griego Biblía que significa “libros”, en alusión a ser una colección de diversas obras. En la misma Biblia encontramos otras designaciones. La más común es “las Escrituras” (mt. 21:42) o “las santas escrituras” (rom. 1-2).

1.3.- División
La principal división de la Biblia es aquella que distingue entre Antiguo y Nuevo Testamento. Esta palabra traduce la palabra griega diatheke y la palabra hebrea berith, ambas significan “pacto”. El Antiguo Testamento (AT) trata del pacto que Dios hizo con el pueblo de Israel. De ahí que los judíos solo acepten el AT como su “Biblia”. El Nuevo Testamento (NT) narra como por medio de Jesús se cumple el nuevo pacto profetizado en el Antiguo (Heb 8:6-13).

2.- Antiguo Testamento

2.1.- Origen
El Antiguo Testamento esta formado por 39 libros, escritos probablemente entre el 1400 a 400 A.C.

2.2.- Idiomas
El Antiguo Testamento fue escrito fundamentalmente en hebreo, a excepción de algunas porciones de Esdras y Daniel, que fueron escritas en arameo, un lenguaje similar al hebreo que con el tiempo llegó a reemplazar al hebreo como la lengua común de los judíos.

2.3.- Versiones
Conocemos el Antiguo testamento por varias versiones que han llegado hasta nosotros.
a.- Texto Masorético: Es el texto en hebreo, copiado y conservado por un grupo de sabios judíos conocidos como masoretas, entre el 500 – 900 d.C.[3] La copia más antigua de esta versión es el Codex Cairensis (895 d.C.)

b.- Los rollos del Mar Muerto: Es un grupo de manuscritos descubiertos en Qumram, Israel, en los años 40 y 50. Estos son 1000 años más antiguos que los manuscritos antes conocidos, lo que los hace el testigo más importante al texto del AT. Contiene fragmentos de todos los libros de la Biblia Hebrea, excepto Ester.[4]

c.- La Septuaginta (LXX): o versión de los Setenta. Es la traducción griega más antigua del AT. La evidencia indica que se comenzó su traducción en el siglo III a.C. (Pentateuco) y se extendió durante varios siglos. Fue la versión que usaron los primeros cristianos, y una de sus características más peculiares es que contiene varios libros que no están en el texto hebreo.

2.4.- Divisiones y Contenido
Los judíos dividen tradicionalmente las escrituras en la Ley (torah), Profetas (Nebiim) y Escritos (ketubim). De las iniciales de estos se forma el nombre que ellos dan a la Biblia: Tanak.

Los cristianos, siguiendo la Septuaginta, suelen dividir el Antiguo Testamento en el Pentateuco (los 5 primeros libros de la Biblia), Libros Históricos (Josué a Ester) Libros Poéticos(Job a Proverbios) y Proféticos (Isaías a Malaquías).

Pentateuco: Narra la historia de la creación del mundo y de sus primeros habitantes, para luego referirse a la historia de Abraham y sus descendientes, elegidos por Dios para ser su pueblo, su esclavitud y liberación de Egipto, el pacto con Dios y las leyes que este les dio y su viaje a la tierra prometida

Libros Históricos: Continúan la historia de Israel, desde la conquista de la tierra prometida por Josué, pasando por la monarquía de Saúl, David y sus descendientes, hasta que, por su pecado, son llevados al exilio en Babilonia y su posterior regreso a su tierra.

Poéticos: Contienen Himnos a Dios y numeroso material poético de carácter sapiencial

Proféticos: El mensaje de Dios a su pueblo por medio de los profetas, instándolos a arrepentirse de su pecado y prometiéndoles grandes bendiciones de hacerlo.
2.5.- Canon
La palabra canon viene del griego y significa “regla”, “caña para medir”. Metafóricamente se usaba para referirse a un criterio con que se media alguna cosa y de ahí se tomo como “la lista de libros reconocidos por la iglesia como documentos revelados por Dios”[5]. El problema más importante respecto al canon del Antiguo Testamento son los libros llamados “apócrifos” (gr. “escondidos”), que son aceptados como inspirados por la Iglesia Católica, pero no por los Protestantes o Evangélicos.

La razón que la Iglesia Católica acepte estos libros es que se encontraban en la LXX. Sin embargo, nunca fueron aceptados por los judíos, como demuestra la evidencia.

El escritor judío Flavio Josefo afirmó que los libros que los judíos aceptaban como divinos eran 22, y que después de ellos se habían escrito otros, pero no tenían la misma autoridad porque “la sucesión de los profetas no se había mantenido”. Estos 22 libros son los mismos que los aceptados por los protestantes ya que varios libros son considerados fundidos en uno: Jueces-Rut; 1 y 2 Samuel; 1-2 Reyes; 1-2 Crónicas; Esdras-Nehemias; Jeremías-Lamentaciones, y los 12 profetas menores. Autores cristianos como Eusebio de Cesarea, Melitón de Sardis, Orígenes y Jerónimo están de acuerdo y rechazan los libros apócrifos. Por otro lado, la triple división judía es aceptada por Filón de Alejandría (originario del mismo lugar de origen de la Septuaginta, quien además nunca cita ninguna obra apócrifa) y aun en el prólogo de uno de ellos, el de Sabiduría del hijo de Sirach.

La evidencia más importante la dan Jesús y los apóstoles. Jesús reconoce tácitamente el canon judío cuando se refiere a “la ley, los profetas y los salmos” (Lucas 24:44) y en Lucas 11:51, al hablar de “Abel a Zacarías”, se refiere a la primera persona asesinada en la Biblia hebrea (génesis) hasta la ultima en el último libro (Crónicas). Por otro lado, tanto Jesús como los autores del NT citan con frecuencia los libros del canon hebreo, pero no hay ninguna referencia directa a los libros apócrifos (aunque si algunas referencias indirectas, lo que no prueba nada, porque Pablo cita autores griegos sin implicar que los considere inspirados).

Finalmente, aunque dichos libros hayan sido incluidos en la Septuaginta, no sabemos quien los incluyo, ni cuándo ni porque, así que no hay base para afirmar que alguna vez hayan sido considerados como inspirados.

3.- Nuevo testamento
3.1.- Origen
El NT es una colección de 27 libros escritos entre los años 50 a 100 d.C. Sus autores son apóstoles o sus colaboradores cercanos y su propósito es transmitir el mensaje de salvación que Dios ha dado por medio de Jesús, especialmente su muerte y resurrección, y anunciado por aquellos de sus seguidores especialmente comisionados por él, llamados apóstoles.

3.2.- Idioma
El nuevo testamento esta escrito totalmente en griego, pero en un dialecto del griego denominado “koiné”, que era la lingua franca del mundo mediterráneo en el siglo I (como el inglés hoy en el mundo de los negocios). El NT fue escrito en un idioma y con un vocabulario que podía ser entendido fácilmente por casi cualquier persona .

3.3.- Divisiones y Contenido
El NT suele ser dividido en las siguientes secciones:
- Evangelios: Cuatro escritos que narran la vida y enseñanzas de Jesús, poniendo especial énfasis en su muerte y resurrección.
- Libro Histórico: El libro de Hechos (que en realidad es la segunda parte del evangelio de Lucas) narra la historia de la Iglesia desde la resurrección de Jesús hasta el encarcelamiento de Pablo, alrededor del año 60 d.C.
- Epístolas: Un conjunto de cartas enviadas por los apóstoles, especialmente Pablo, Pedro y Juan, a distintas iglesias y personas, tratando una serie de temas prácticos, doctrinales y morales.
- Apocalipsis: escrito por el apóstol Juan, es el último libro en ser escrito, alrededor del año 95 d.C. y fundamentalmente es una profecía acerca del fin de los tiempos.




3.4.- Canon
El tema del canon del NT es muy importante, y sobre todo en la actualidad en que diversas publicaciones sensacionalistas hablan de “libros perdidos” que afirman haber sido dejados fuera del NT por oscuras intrigas políticas (p/ej “El Código Da Vinci”).

Es claro que ya en el momento que el NT se escribía sus escritos se consideraban inspirados. Pablo afirma que sus escritos son palabra del Señor (1 Co. 14.37) 2 Pe. 3:15-16 pone las cartas de Pablo a la misma altura del AT y Pablo cita Lc. 10.7 como Escritura en 1 Tim. 5.18.

Ya a principios del siglo II, los evangelios y las cartas de Pablo habían sido agrupados y eran usados por las iglesias, como lo atestiguan autores como Clemente, Policarpo e Ignacio. Sin embargo, no existía ninguna lisa oficial de libros, posiblemente porque se asumía que todos sabían que libros eran autoritativos. Sin embargo, esto fue puesto en duda por grupos heréticos: por un lado, Marción rechazó el Antiguo Testamento y del NT aceptó solo Lucas y las cartas de Pablo, y aun estos editados según su parece. Por otro lado, los gnósticos comenzaron a escribir libros que atribuían a los apóstoles (Evangelio de Tomás, de Judas, etc.). Esto hizo nacer la necesidad de definir exactamente que libros eran inspirados y cuales no.

En la segunda mitad del siglo II Ireneo afirmó que evangelios eran auténticos y critico muchas falsificaciones. El "Canon de Muratori", originado en Roma, da una lista muy similar a la que hoy tenemos. En general, la gran mayoría de las iglesias aceptaban la mayoría de los libros que hoy tenemos, solo en algunas habían dudas sobre libros como 2 Pedro, Hebreos, Judas, libros llamado “antilegomena” o discutidos. Pero ya en 367, Atanasio obispo de Alejandría en una carta para anunciar la fecha de la pascua lista los 27 libros que tenemos hoy y 30 años después un concilio en Cartago ratifico esta lista.

Este reconocimiento no fue arbitrario, como afirman algunos, si no guiado por criterios objetivos. Hubo tres criterios principales:[6]

- Apostolicidad: Es quizás el criterio más mencionado por los Padres de la Iglesia. El libro debía haber sido escrito por un apóstol o por algún colaborador cercano de un apóstol (por ejemplo, Lucas de Pablo o Marcos de Pedro). Esto porque los apóstoles eran testigos de la vida, muerte y resurrección de Jesús (Hch. 1:21) y recibieron la promesa de ser inspirados y guiados por el Espíritu Santo (Juan 14:26)
- Conformidad con la “Regla de Fe”, “la verdad cristiana reconocida como normativa en las iglesias”, la doctrina que siempre había sido enseñada.
- Amplia aceptación por las iglesias.

4.- La importancia de la lectura de la Biblia

La Biblia es fundamental para la fe cristiana. Es el medio a través del cual Dios revela al hombre su persona y sus propósitos. Pero de nada habría servido el largo proceso por medio del cual la Biblia llegó a ser puesta por escrito y conservada si los creyentes no la leen. Es importante que como hijos de Dios conozcamos a nuestro Padre, quien es Él, como piensa, que propósito tiene para nuestras vidas, y no hay otra manera de descubrir esto que sumergirnos en su Revelación

En Josué 1:7 Dios insta a Josué a esforzarse y ser valiente y a vivir conforme a la ley. Esto tenia un objetivo claro: ser prosperado en todo lo que emprenda. Dios quiere que tengamos vidas abundantes de gozo, paz y esperanza, y el único modo de lograrlo es vivir conforme a las enseñanzas que él nos da en su Palabra.

Sin embargo, esto a veces parece muy difícil, si no imposible. La voluntad de Dios parece inalcanzable. Sin embargo, Dios mismo nos da el camino. El v.8 dice “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás[9] en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien” . Es a través de la meditación constante en la Palabra que somos capacitados para vivir conforme a ella. Es asi que nuestro entendimiento es renovado (Ro. 12:2) para poder experimentar que la voluntad de Dios es “buena, agradable y perfecta”.

Por eso es importante que leamos la Biblia cada día. Pero no solo leerla, si no que meditar en ella. Esto significa pensar profundamente en su significado y sus repercusiones para mi vida. Es útil que apartemos cada día un tiempo para meditar en la Escritura. Es útil leer un pasaje varias veces, para luego meditar acerca de su significado. Puede servir tener papel y lápiz para escribir nuestros pensamientos y tratar de contestar algunas preguntas:

- ¿Quién escribe el pasaje?
- ¿A quién esta dirigido?
- ¿Qué dice el pasaje?
- ¿Cómo se aplica esto a mi vida


[1] "Bible." Encyclopædia Britannica. Encyclopædia Britannica 2007 Ultimate Reference Suite. Chicago: Encyclopædia Britannica,
document.write(new Date().getFullYear());
2008.
[2] Orr, James; “Bible” en “International Standard Bible Encyclopedia, Revised Edition”, Eerdmans Publishings, 1979.
[3] Comfort, Phillip; Elwell, Walter (eds.) “Bible, Manuscripts and Text of the”; Tyndale Bible Dictionary; 2001, Tyndale House Publishing
[4] Ibid.
[5] Bruce, F.F; “El canon de la Escritura”; Editorial Clie y Publicaciones Andamio; Barcelona; 2002; p.17.
[6] Ver Carson, D. A; Moo, Douglas; Morris, León; “Introduction to the New Testament”